miércoles, 26 de diciembre de 2012


2 comentarios:

Almogávar dijo...

Yo quiero uno, ¿por cuanto lo puedo conseguir?

Sensations&Colors dijo...

Puse tantas rosas en el jardín, que finalmente casi todas se han marchitado, esperé tanto de este laberíntico juego llamado Vida y de las personas que la rodean, que finalmente comprendí, que estamos solos y a solas caminamos casi todo el tiempo.
Creí que podía encontrar personas especiales, y las encontré, a ellas y a la arrogancia que esconden al sentirse únicos.
Creí en la lealtad, en la humanidad y sus gentes, en los grupos que persiguen una misma idea y finalmente comprendí, que esos grupos no se unen por un sentimiento en común, por un ideal, sino por los beneficios que obtendrán si logran alcanzarlo; si la suerte no les sonríe, a pesar de haber pasado grandes momentos de conversaciones, grandes ratos de complicidad, cuando la idea se desvanezca, pues sea demasiado inviable, el grupo se vendrá abajo, como todas esos pensamientos que ayer los unían...Y simplemente, cada cual mirará en otra dirección, con otro grupo diferente...Así es, así somos y seremos y mientras mi ideal va encontrando un silencio recostado a oscuras, y empañado en lágrimas sordas; yo canto, canto una canción nostálgica, que cuenta dónde quedó ese mundo lleno de posibilidades, esas personas especiales, que con humildad tratan de adornar este escenario, que finalmente sólo lo tenemos un par de minutos, de horas...
Finalmente, creo que cometí un grave error al divisar un gran mundo y una gran humanidad en todas las personas que me rodeaban; por suerte hay muchas rosas, pero nunca había tenido en cuenta las espinas, y vaya si las hay! Espinas celosas del color de esa flor que simplemente disfruta de su sol de su luz y si quiera es consciente de su belleza, espinas que si tienen que esperar el momento para pincharte, no hay duda que lo harán...